Voy tarde con lo de recomendarte algún libro que haya leído este verano sobre inversiones, dinero o finanzas personales.
Pero sí que quiero comentarte uno.
Es uno de esos libros que habiendo pasado décadas de leerlo, sigue en mi mente.
Lo leí en la universidad. Sí, asumo el riesgo de sonar intelectualoide aunque bastante tengo con atreverme a hablarte de invertir sin ser una inversora profesional.
El libro es La presentación de la persona en la vida cotidiana, de Erving Goffman.
Aunque es de 1959, lo que cuenta sigue intacto.
Tal vez tú también lo leíste.
Y si no lo has leído, la introducción tiene tesoros.
Verás.
En la introducción, hay una cita de un personaje de una historia, Mr Preedy, un inglés que va por primera vez de vacaciones a una playa de España.
Es una descripción graciosa de cómo Mr Preedy piensa sobre sus gestos, movimientos, sobre la manera en que camina sin mirar a las otras personas de la playa, la forma en que entra al mar a bañarse.
Todo esto porque quiere causar una impresion determinada.
Como por ejemplo, parecer que lleva años acudiendo a esa misma playa.
Para Goffman, al relacionarnos con una o más personas, hacemos una puesta en escena, asumimos un rol, seguimos un guión esperado en ese caso concreto.
Y las otras personas también actúan sus roles según la situación.
Entonces, somos actrices ejecutando guiones preestablecidos o creando los que creemos que nos convienen según cómo queremos que nos vean.
Hay gente a las que este enfoque les divierte, a mí me parece agotador pero muy real.
Bien.
Ahora, imagina que leo tus pensamientos y veo que quieres unas inversiones que además de hacerte ganar dinero, te hagan quedar bien y tienen que:
- Ser perfectas
- Llamar la atención de los demás
- Ser molonas y glamurosas
- Parecerse a las inversiones de gente guay que tú conoces
Estos pensamientos, u otros similares, podrían estar aplazando el que empieces a invertir o no dejándote invertir de manera sencilla tus ahorros.
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